Nos relacionamos dentro de comunidades hiperdiseñadas; prácticamente cualquier campo, público o privado, está en constante reconfiguración a favor de la funcionalidad o del ornamento. Hoy más que nunca la autoría –individual o colectiva– es el valor agregado más redituable. Creadores y empresarios han hecho del diseño el distintivo de los estilos de vida contemporáneos: desde la ropa de diseñador y la comida de autor, hasta las redes sociales y la responsabilidad social. Todo en la pequeña y alta burguesía gira en torno al diseño. Precisamente en este bioma cultural es donde se generan proyectos culturales como Pichón.
Pichón no es un restaurante, Pichón es un objeto orgánico de diseño expandido que gira en torno a las relaciones sociales. Fundado en 2012 por Niki Nakazawa, Emma Rosenbush y Kenny Curran, este comedero dominical temporal surge de un fenómeno laboral y económico propio del DF: el desuso y desaprovechamiento de las chinampas, el emblemático y ancestral método de agricultura flotante, basado en la expansión territorial, que data de los toltecas. Según los miembros de Pichón “hoy en día muchas de las chinampas que siguen en existencia en el centro del sistema de canales en Xochimilco están abandonadas o desaprovechadas. A través de nuestro proyecto nos estamos aliando con Yolcan, una pequeña empresa que apoya a la agricultura sostenible en Xochimilco para levantar fondos para comprar el equipo necesario para reactivar una chinampa de 2,160 m2. Trabajada a su máxima capacidad, ésta chinampa se utilizará para cultivar productos de varios restaurantes en la ciudad de México, incluyendo a Pichón”.
Pichón es una iniciativa hija de su tiempo. El editor Bruce Naussbam, en su artículo “The Rise of Indie Capitalism”, publicado en Bloomberg Businessweek, habla de una nueva generación entrepreneur perteneciente al capitalismo indie, en gran parte fomentado por los distintos modelos de fondeadoras: “Los capitalistas indie creen en hacer todas las cosas por nosotros mismos, sin límites claros entre el consumidor y el productor o el inversionista y el comprador”. Un modelo participativo también compartido por el Café Comedor Zena, la actual sede de Pichón, que corre bajo un programa de microinversiones y multisocios, un esquema que tiende hacia la horizontalidad y la colectividad, alejándose de las jerarquías empresariales tradicionales. Pichón es un restaurante sensible, ofrece platillos típicos de la cocina del sur de Estados Unidos pero preparados con productos locales a un precio razonable: “Creemos que la comida debe de ser un vehículo para fortalecer a nuestra comunidad desde el cultivo hasta el consumo, apoyando a los agricultores que comparten nuestra ciudad, sembrando nuestros propios huertos, cocinando juntos y compartiendo la mesa.con nuestros amigos, vecinos y familiares”.
Se puede hablar de Pichón como un proyecto relacionado directamente con el diseño ya que semanalmente, durante más de medio año, reúne en su mesa a comensales que también son productores culturales, en su mayoría concentrados en el campo de la arquitectura, el diseño gráfico y editorial, la moda y las artes visuales, que tienen participación activa en sus dinámicas operativas más allá de la comilona. Otro ejemplo: Niki Nakazawa es la curadora de la revistería CBR, un local adyacente que ofrece alimentos preparados para llevar y novedades editoriales locales e internacionales. Pichón es un proyecto colectivo que hace de la creatividad un valor económico, un modo empresarial que cada vez toma más forma. Más allá de su arista financiera, Pichón tiene una asombrosa capacidad de generar comunidad entre creadores del DF, activa una zona residencial que comienza a hospedar iniciativas culturales pertinentes.
El “Cuestionario Folio” busca, a través de las respuestas a preguntas simples, concretas, que el lector pueda hacerse una idea de la personalidad y el modo de trabajar de los creadores de objetos, prendas y espacios más relevantes del presente. En esta ocasión interrogamos a Niki Nakazawa y Kenny Curran, quiénes junto a Emma Rosenbush, fundaron y dirigen el restaurante temporal Pichón. Un comedero pop-up que cada domingo fomenta las relaciones sociales y el buen comer.
¿Menos o más?
KC: En Pichón tratamos de resaltar nuestros ingredientes para hacer notoria la calidad de los productos de las huertas locales. Y aunque prefiero más un enfoque sencillo, quisiera subrayar la idea de la munificencia con un “más”. NN: Hay momentos para las dos cosas, pero si tuviera que calificar el feeling de lo que hacemos, creo que sería “más”. Pichón es un proyecto acerca de la comunidad e involucra tiempo y muchas personas.
¿Cuál es tu pieza de diseño favorita?
KC: Un termo que mantiene caliente mi té verde durante nueve horas. NN: La mesa comunal de Café Zena. Hace que la gente trate y negocie el espacio entre sí.
¿Es posible lograr el equilibrio perfecto entre forma y función o, como quería Adolf Loos, entre estética e idea?
KC:En Pichón creemos que la estética personifica la idea. NN: También hemos buscado crear un espacio donde convivan gente con resaca, niños y parejas con grupos de amigos, todos unidos a través de la mesa comunal.
¿Qué objeto que aún no hayas diseñado te gustaría proyectar?
KC: En un restaurante, me gustaría poder diseñar todos los detalles de las experiencia de comer. NN: Me gustaría poder encontrar la manera de hacer un restaurante que sea centro comunitario y proyecto artístico.
¿El diseño sucede en la cabeza, en el boceto o en el taller?
KC: En todos. A veces tengo que dibujar los platillos, si no puedo imaginar cómo van a funcionar. NN: En todos lados. Coleccionamos menús de restaurantes, leemos muchísimas recetas y pasamos largo tiempo con libros de cocina.
¿Cómo te iniciaste en esta profesión?
KC: Durante mis estudios de arte, llegué a interesarme cada vez más en cocinar pero siempre asumí que sólo sería un pasatiempo. NN: Empecé con este proyecto después de haber trabajado varios años en el mundo del arte, la arquitectura y el diseño.
¿El arte es diseño?
KC: Sí. NN: No necesariamente. Creo que responden a preguntas distintas. El diseño de cierta manera busca soluciones a los problemas complejas y raras de ser humano. El arte busca perturbar nuestro entendimiento de la realidad.
¿Cuál es tu consejo para diseñadores jóvenes?
KC: No hay que seguir las tendencias. NN: Preguntarse por qué hacen lo que hacen.
¿En qué forma el diseño cambia nuestras vidas?
KC: Puede hacer que nuestra vidas sean más felices. NN: Nos da herramientas de expresión y de legibilidad.
¿Te autodiseñas?
KC: Sí. NN: Sí. No creo que haya alguien que no se autodiseñe.
¿Tiene el diseñador una responsabilidad social?
KC: Es uno de los poderes mas interesantes del diseño y sobre todo cuando lo acompaña una conciencia social. NN: Todos tenemos responsabilidad social.
¿Qué palabra u objeto sintetiza tu filosofía como diseñador?
KC: Nutrir. NN: Generosidad.
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